¿Qué pasa con nuestras hormonas en la perimenopausia?

Un día, tus periodos se vuelven irregulares. Al mes siguiente, te despiertas empapada en sudor. Luego viene el insomnio, los olvidos y la sensación de perder el equilibrio. ¿Y si no fuera "estrés", sino el comienzo de una nueva fase hormonal? La perimenopausia afecta a todas las mujeres, pero pocas saben qué está pasando en sus cuerpos. No es un colapso ni es inevitable. Es una transición: poderosa, compleja y hormonal. Entonces, ¿cuál es la conexión entre la perimenopausia y las hormonas? En este artículo, explicamos qué está cambiando realmente y cómo afrontar esta etapa de forma consciente.


Antes de hablar de hormonas, ¿qué es la perimenopausia?

La perimenopausia es una transición hormonal natural en la vida de la mujer que precede a la infame menopausia. Puede comenzar a finales de los treinta o principios de los cuarenta, aunque la mayoría de nosotras empezamos a sentir sus efectos alrededor de los 45. Contrariamente a la creencia popular, ¡no es algo repentino! Sino un proceso gradual, que a menudo dura varios años.

Durante esta transición menopáusica, las fluctuaciones hormonales pueden ser bastante drásticas. Sí, los ovarios comienzan a disminuir su producción hormonal, en particular de estrógeno y progesterona. Pero cuidado: ¡este descenso no es lineal ni constante! Se produce en oleadas, con fases de variación a veces confusas. Esto explica por qué los síntomas pueden aparecer de forma irregular y variar de una mujer a otra.

La perimenopausia es el momento en que el ciclo menstrual empieza a descontrolarse. La menopausia (que es el cese definitivo de la menstruación durante 12 meses consecutivos) aún no ha llegado. El flujo se vuelve más irregular, a veces más abundante. Los ciclos se vuelven cada vez más espaciados. ¡Algunas mujeres ni siquiera se dan cuenta de inmediato! Atribuyen los primeros signos de la perimenopausia al estrés, la fatiga o la sobrecarga mental.

Sin embargo, lo que sentimos no está "en la cabeza", sino que está vinculado a una realidad hormonal. Aceptar esta fase nos permite, por lo tanto, vivirla mejor. Y es un primer paso esencial en esta transición en la vida de las mujeres.


¿Qué hormonas cambian durante la perimenopausia y cómo?

La perimenopausia es, ante todo, una transición hormonal. Contrariamente a la idea de una "caída" hormonal, se trata más bien de un desequilibrio gradual, con altibajos. Explicamos qué hormonas se ven principalmente afectadas.


Progesterona: la primera en disminuir

¿La primera hormona que desencadena las fluctuaciones hormonales? La progesterona. Su disminución provoca ciclos menstruales sin ovulación, que se vuelven más frecuentes a partir de los cuarenta años. Sin embargo, aunque esta hormona desempeña un papel esencial en la regulación del ciclo menstrual, también afecta a:

  • dormir;
  • ánimo
  • estabilidad emocional.

Así que, inevitablemente, cuando falta... Observamos:

  • períodos más abundantes;
  • ansiedad;
  • fuerte irritabilidad;
  • sueño más ligero

A menudo, esta caída puede pasar desapercibida en las evaluaciones hormonales convencionales, porque la progesterona siempre fluctúa mucho a lo largo del ciclo.


Estrógenos: una montaña rusa

Los niveles de estrógeno no bajan repentinamente, sino que fluctúan. Algunos meses, sus niveles son anormalmente altos, lo que provoca:

  • dolor de pecho;
  • retención de agua;
  • migrañas.

Otras veces, la disminución de la tasa es drástica y da como resultado:

  • sequedad vaginal;
  • sudores nocturnos/sofocos;
  • una disminución de la libido.

En cualquier caso, esta transición hormonal hace que la perimenopausia sea confusa: te sientes estupendamente un mes, y al siguiente, agobiada. En resumen, el cuerpo intenta compensar, pero... ¡no siempre encuentra el equilibrio adecuado!


FSH y LH: Hormonas que se descontrolan

La FSH (hormona folículo estimulante) y la LH (hormona luteinizante) son los conductores del ciclo menstrual. Cuando los ovarios pierden sensibilidad, el cerebro aumenta su producción para reactivar el sistema.

Como resultado, sus niveles aumentan, a veces de forma drástica. Un nivel alto de FSH también es un indicador de perimenopausia, aunque no sea suficiente para establecer un diagnóstico por sí solo. Dado que estas hormonas no causan síntomas directamente, sí indican una interrupción o una posible fase de transición en curso.


DHEA, testosterona, cortisol: los silenciosos pero esenciales

Los andrógenos (como la DHEA o la testosterona) se mencionan con menos frecuencia. Sin embargo, su disminución afecta la comodidad de las mujeres, incluyendo:

  • su energía;
  • su concentración;
  • su libido;
  • su fuerza muscular.

El cortisol, la hormona del estrés, también tiende a aumentar si el cuerpo tiene dificultades para adaptarse a todos estos cambios. Cuando el sistema endocrino está bajo presión, el cuerpo prioriza la gestión del estrés en detrimento de las funciones reproductivas. Este fenómeno, conocido como "prioridad del cortisol", intensifica la fatiga y las alteraciones del sueño.


Todo un rompecabezas hormonal, ¿verdad? Pero comprenderlo ya es un primer paso. Porque te permite descifrar mejor tus síntomas y alejarte de la idea de que "todo está en tu cabeza". Te lo repetimos: es tu cuerpo hablando a su manera.


¿Cuáles son los impactos concretos en el organismo de las variaciones hormonales durante la perimenopausia?

Aunque las hormonas orquestan la perimenopausia entre bastidores, sus fluctuaciones tienen repercusiones muy visibles... y a veces transformadoras. Porque más allá de los períodos irregulares, todo el cuerpo reacciona a esta fase de transición.


El ciclo menstrual se vuelve impredecible

La duración de la menstruación en la premenopausia es una historia muy compleja. Los ciclos menstruales se alargan, se acortan, desaparecen durante varios meses y luego regresan con fuerza. Algunas mujeres experimentan menstruaciones abundantes, otras sangrado vaginal entre ciclos. En resumen, hay que llevar un registro, y esta falta de orientación no ayuda.


Dolor de la cabeza a los pies

El dolor de senos (a menudo relacionado con picos de estrógeno, como recordatorio) puede volverse más frecuente. A esto a veces se suma el dolor articular: rara vez se identifica como hormonal, ¡y sin embargo, está muy presente! Algunas mujeres reportan rigidez matutina o molestias persistentes en rodillas, caderas, hombros... En resumen, tenemos dolor en todo el cuerpo, y no es agradable.


El sistema urinario y pélvico en primera línea

El estrógeno también influye en el tono muscular pélvico y la elasticidad del tracto urinario. Resultado:

  • incontinencia urinaria leve;
  • impresión de una vejiga más frágil;
  • sexo más incómodo.

A continuación se presentan algunos síntomas íntimos, de los que rara vez se habla, pero que pesan mucho en la vida diaria.


La famosa “niebla mental”

Ojalá la perimenopausia fuera solo una cuestión del cuerpo... ¡Pero no, sería demasiado fácil! Muchas mujeres también describen experimentar una especie de "niebla mental". Se trata de una dificultad para concentrarse, retener información o encontrar las palabras. No es un signo de depresión ni de agotamiento: ¡es una manifestación hormonal muy real!


Fatiga que va más allá de la simple “carga mental”

Fluctuaciones hormonales, alteración del sueño, sobreestimulación emocional y física... Todo esto puede causar una fatiga profunda, que no siempre se alivia con una buena noche de sueño. Algunas mujeres describen una pérdida de impulso, una necesidad de retraerse, sin poder expresarlo con palabras.


Riesgos invisibles en segundo plano

Este período también viene acompañado de un aumento de:

  • riesgos de enfermedades cardiovasculares;
  • del riesgo de fractura;
  • o incluso riesgo de cáncer.

¡Nada automático, por supuesto! Pero deberías ver esta transición como un momento crucial para evaluar tu salud general, tus hábitos de vida y tu prevención.


Perimenopausia: ¿cómo cuidar tu cuerpo y tus hormonas?

¿Sus síntomas se están volviendo abrumadores? ¿Su calidad de vida se está deteriorando? ¡No se quede de brazos cruzados y haga algo! Si bien la perimenopausia no es una enfermedad, puede requerir apoyo específico. ¿Terapia hormonal o alternativas naturales? Aquí le presentamos las opciones, sus beneficios, sus limitaciones y los posibles riesgos que debe conocer.


Terapia hormonal para la menopausia (THM)

Aunque todavía es poco conocido, e incluso temido, el tratamiento hormonal sigue siendo la opción más eficaz para aliviar síntomas como:

  • sofocos;
  • sudores nocturnos;
  • trastornos del sueño;
  • o incluso síndrome genitourinario (molestias durante las relaciones sexuales, sequedad, infecciones de repetición, etc.).

Generalmente se basa en la terapia hormonal sustitutiva: estrógeno solo o combinado con progesterona, según el caso. Puede administrarse por vía oral, cutánea (parche, gel) o vaginal (óvulos, crema, anillo vaginal).

Los estudios más recientes (incluido el de Manson J. E. como parte de la Iniciativa de Salud de la Mujer ) han ayudado a matizar los temores asociados al riesgo de cáncer y de enfermedades cardiovasculares. ¿Cómo? Demostrando que estas últimas dependen principalmente de:

  • de la edad de inicio;
  • del plan de tratamiento;
  • y el historial de salud.

De ahí la importancia de un enfoque personalizado que evalúe el beneficio-riesgo para cada mujer.


Tratamiento alternativo y complementario

Algunas mujeres no pueden, o no quieren, usar la terapia de reemplazo hormonal. Y entendemos por qué. En este caso, existen otras opciones que pueden ayudar a aliviar los síntomas premenopáusicos :

  • complementos alimenticios a base de hierbas (cimicífuga, salvia, trébol rojo, maca, etc.);
  • fitoestrógenos, en conjunto con seguimiento médico;
  • micronutrición dirigida;
  • tratamiento antidepresivo de dosis baja (a veces prescrito para trastornos del estado de ánimo o del sueño);
  • Técnicas de relajación (yoga, respiración, coherencia cardíaca, etc.).

Precaución: ¡Natural no significa inocuo! Le recomendamos consultar siempre con un médico, especialmente si tiene antecedentes familiares de cánceres hormonodependientes o trombosis venosa.


La importancia del estilo de vida

Independientemente de si se trata o no, los hábitos de vida son fundamentales durante este período. La actividad física regular ayuda a:

  • proteger los vasos sanguíneos;
  • preservar los huesos (y limitar el riesgo de fractura);
  • equilibrar el cortisol.

Intenta también llevar una dieta equilibrada. Esto te ayudará a gestionar mejor tu ingesta calórica y a evitar la disminución del gasto energético típica de esta fase.

¡Por supuesto, tampoco nos olvidamos del apoyo emocional, que es crucial durante estos años de transición!



En resumen, la perimenopausia marca una transición hormonal importante en la vida de las mujeres: a veces silenciosa, a menudo confusa, pero nunca trivial. ¡Comprender sus mecanismos y reconocer sus señales ya es recuperar el control de este periodo! Porque no, no está "en tu cabeza". Está en tu cuerpo, en tus hormonas, y tienes derecho a estar informada, acompañada y apoyada.

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