Planificación del embarazo: todo lo que necesitas saber sobre la fase lútea

La fase lútea

Bienvenido al fascinante mundo de la fase lútea, una etapa crucial del ciclo menstrual que a menudo se pasa por alto.
El ciclo hormonal femenino incluye cuatro fases principales: la menstruación, la fase folicular (preovulatoria), la ovulación y la fase lútea (postovulatoria). Comprender esta fase final no sólo es beneficioso para quienes intentan concebir, sino también para todas las mujeres que desean tomar el control de su salud reproductiva.

La fase lútea descifrada

La fase lútea es por tanto el periodo postovulatorio del ciclo menstrual. Este es el momento en el que el óvulo liberado durante la ovulación espera la posibilidad de ser fecundado. El folículo que liberó el óvulo se transforma en una estructura llamada cuerpo lúteo. Esta metamorfosis desencadena la producción de progesterona, una hormona clave durante el embarazo.

Según un estudio , la duración media del período lúteo es de 14 días, pero puede durar entre 11 y 17 días. Cada mujer es única y tiene su propio equilibrio hormonal, lo cual es fundamental comprender para poder interpretar su ciclo ovárico.

El cuerpo lúteo: actor principal en la fase lútea

Durante la fase lútea, el cuerpo lúteo entra en juego y desempeñará un papel crucial en el mantenimiento de un posible embarazo. Su nombre proviene de su característico color amarillo, secretado por un pigmento, la luteína.

El proceso de formación del cuerpo lúteo comienza cuando un folículo ovárico maduro libera un óvulo durante la ovulación. Después de la liberación del óvulo, el folículo vacío sufre una transformación bajo la influencia de la hormona luteinizante (LH) producida por la glándula pituitaria. Este folículo transformado se convierte en el cuerpo lúteo, que es una fuente activa de producción de hormonas.

La función principal del cuerpo lúteo es secretar hormonas, principalmente progesterona. La progesterona prepara el revestimiento uterino haciéndolo más grueso y creando un entorno propicio para la implantación de un óvulo fertilizado. Si no se produce la fecundación, el cuerpo lúteo se deteriora, provocando una disminución de los niveles de progesterona y desencadenando el inicio del ciclo menstrual.

Durante el embarazo, el cuerpo lúteo continúa produciendo hormonas durante las primeras semanas, proporcionando un apoyo esencial para el embarazo hasta que la placenta asuma esta función.

El curso de la fase lútea

Eventos biológicos y hormonales

La concentración de progesterona alcanza su punto máximo durante el período lúteo, lo que tiene tres consecuencias principales:

  • La curva de temperatura aumenta, señal de que se ha producido la ovulación.
  • El flujo blanco que puedes haber notado durante la ovulación, es decir, el moco cervical, desaparece.
  • El cuello uterino se cierra y se endurece.

El período lúteo también se acompaña de diversos síntomas físicos que pueden variar de una mujer a otra. Algunas mujeres pueden experimentar calambres leves, dolor en los senos o cambios de humor sutiles. Otros experimentan un mayor apetito y antojos de alimentos específicos durante este tiempo.

La fase lútea en caso de fecundación

Si se produce la fecundación, el óvulo migra al útero y se implanta en el revestimiento preparado. El embrión produce entonces la hormona hCG, o gonadotropina coriónica humana, que luego será secretada por la placenta. La hCG mantiene la actividad del cuerpo lúteo, que continúa produciendo progesterona, proporcionando así un apoyo hormonal esencial para el embarazo nonato hasta que la placenta asuma esta función. Es esta hormona específica, la "hormona del embarazo", la que se detecta mediante la prueba de embarazo positiva , para confirmar la concepción.

La fase lútea sin fecundación

Por otro lado, si el óvulo no es fecundado, el cuerpo lúteo comienza a decaer. La disminución de los niveles hormonales, especialmente de progesterona, resultante de la descomposición del cuerpo lúteo, conduce a cambios en el revestimiento uterino. Esta mucosa, que se ha engrosado para dar cabida a un posible embrión, no es necesaria y comienza a desintegrarse.

Este proceso marca el comienzo de la menstruación, donde el endometrio, el revestimiento del útero, se desprende del cuerpo en forma de sangrado menstrual. Esto señala el comienzo de un nuevo ciclo menstrual, con el inicio de una nueva fase folicular y el desarrollo de un nuevo folículo ovárico en preparación para la próxima ovulación. Así, finaliza el período lúteo y el cuerpo se prepara para un nuevo ciclo de oportunidades de concepción.

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La fase lútea y la temperatura corporal basal

Uno de los síntomas principales (y más fáciles de identificar) de la fase lútea es por tanto el ligero aumento de la temperatura corporal basal, después de la ovulación debido al aumento de la producción de progesterona, generalmente entre 0,3 y 0,6 grados centígrados. Esta temperatura se mantendrá más alta hasta la llegada de la regla, luego volverá a una curva normal.

Si está planeando un embarazo, monitorear su curva de temperatura corporal basal puede ser un método confiable para predecir la ovulación y ayudarla a detectar su ventana fértil.

Si queda embarazada, su temperatura corporal basal puede permanecer elevada, incluso después de la fecha prevista para su período.

Problemas asociados a la fase lútea

La fase lútea se controla especialmente en mujeres que tienen dificultades para concebir o que sufren abortos recurrentes. En estos casos, el primer paso es realizar una evaluación de fertilidad, con el fin de detectar posibles trastornos de la ovulación o desequilibrio hormonal . Esto ayudará a determinar si las fases lúteas más largas o más cortas son responsables de alterar la fertilidad.

Insuficiencia lútea

La insuficiencia lútea, o un período lúteo corto, se define como menos de 11 días entre la ovulación y el primer día del siguiente período. ¿Por qué una fase lútea corta es un problema? El nivel de progesterona producido por el cuerpo lúteo a menudo no es suficiente y el revestimiento uterino no ha tenido suficiente tiempo para engrosarse lo suficiente. Si se ha producido la fecundación, el óvulo fecundado no tendrá tiempo de implantarse antes de que el cuerpo desencadene el siguiente período, lo que provocará un aborto espontáneo (o embarazo no deseado).

Esta insuficiencia lútea puede tener varias causas, entre ellas el hiperestrogenismo (es decir, un exceso de estrógeno), el hipotiroidismo o incluso un desequilibrio hormonal, que se encuentra frecuentemente en mujeres que padecen el síndrome de ovario poliquístico (SOP).

Este mismo desequilibrio hormonal puede provocar, a la inversa, un periodo lúteo demasiado largo, es decir, superior a 17 días. Sin embargo, si aún no te llega el período 16 a 17 días después de la ovulación, te recomendamos hacerte primero una prueba de embarazo.

Calcula y optimiza tu fase lútea

Para comprender mejor tu ciclo, ahora existen muchas herramientas que pueden resultar invaluables. Las aplicaciones de seguimiento del ciclo, las pruebas de ovulación y el monitoreo de los síntomas pueden ser invaluables para calcular con precisión la fase lútea.

Para quienes buscan optimizar su salud reproductiva, algunos ajustes en el estilo de vida pueden ser beneficiosos. Como era de esperar, mantener un peso corporal saludable, saber gestionar el estrés y adoptar una dieta equilibrada son factores que pueden influir positivamente en la duración y regularidad de la fase lútea.

En conclusión, la fase lútea es mucho más que una etapa entre dos ciclos menstruales. Es un momento de preparación, comunicación corporal sutil y sincronización perfecta. Al comprender esta fase, no solo podrás anticipar tu ciclo, sino también maximizar tus posibilidades de concepción.

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