Preeclampsia: ¿Qué es y cómo se trata?

Estás esperando un bebé y todo parece ir de maravilla... hasta que tu presión arterial se dispara y tu médico te dice algo preocupante: preeclampsia. Cada año, esta complicación afecta a miles de futuras madres y puede poner en peligro su salud y la de su bebé. ¿A qué señales debes prestar atención? ¿Cuáles son los riesgos para el niño? ¿Se puede prevenir? En este artículo, te explicamos todo lo que necesitas saber para comprender mejor la preeclampsia y actuar antes de que sea demasiado tarde.


Preeclampsia: definición

Preeclampsia = una palabra poco atractiva para una complicación grave del embarazo. Esta afección, de origen placentario, afecta la circulación sanguínea entre la madre y el feto. Se manifiesta por:

  • hipertensión;
  • anomalías en la coagulación sanguínea.

¿Cuándo ocurre? Generalmente, en el segundo trimestre del embarazo , después de la semana 20. Pero, desde el principio, le aseguramos que sigue siendo relativamente poco frecuente. Según el Inserm , afecta aproximadamente al 5 % de las embarazadas. En la mayoría de los casos, con un buen apoyo, el bebé nace sano y se evita cualquier complicación grave. Sin embargo, en uno de cada diez casos, se agrava. Por ejemplo, es responsable de un tercio de los nacimientos muy prematuros en Francia. Y lo que es aún más grave, sigue siendo una causa importante de morbilidad, retraso del crecimiento y mortalidad materna y fetal.


¿Cuáles son sus causas y factores de riesgo?

Desde las primeras semanas de embarazo, la placenta a veces tiene dificultades para implantarse correctamente. Esto impide que los vasos sanguíneos distribuyan sangre adecuadamente al cuerpo. Como resultado, se altera la circulación sanguínea entre la madre y el feto. Explicaremos brevemente los factores de riesgo y las causas más comunes de la preeclampsia.


Usted puede correr cierto riesgo de desarrollar preeclampsia si "marca" una de las siguientes casillas:

  • Tiene antecedentes médicos como hipertensión crónica, diabetes o enfermedad renal.
  • Tiene antecedentes familiares de preeclampsia y su genética puede hacerla más vulnerable.
  • Ya ha desarrollado preeclampsia durante un embarazo anterior.
  • Estás esperando gemelos o trillizos, por lo que aumentas tu “carga” placentaria y el riesgo de complicaciones.
  • Tu primer embarazo se produce cuando tienes menos de 20 años o cuando tienes más de 40 años.
  • Su IMC es superior a 30, lo que se asocia con un alto riesgo de preeclampsia.
  • Se ha detectado una incompatibilidad entre tus células inmunes y las de la placenta, lo que puede interferir en su implantación.


Así que, tranquilízate de inmediato: sí, estos factores de riesgo pueden aumentar la posibilidad de desarrollar preeclampsia. ¡Pero no hay indicios de que la vayas a desarrollar! Así que no te asustes si eres una de las mujeres en riesgo. Si has establecido un control médico regular desde el inicio de tu embarazo... no hay razón para que nada salga mal.


¿Cuáles son los síntomas de la preeclampsia?

La preeclampsia suele denominarse una "enfermedad silenciosa". ¿Por qué? Porque puede desarrollarse discretamente, sin signos visibles al principio. Sin embargo, hay algunos síntomas que pueden alertarnos a partir de las 20 semanas de embarazo. Por ejemplo:

  • Su presión arterial es más alta que el promedio.
  • Se ha detectado una presencia anormal de proteína en su análisis de orina.
  • Se te hinchan repentinamente partes del cuerpo, como la cara, las manos y las piernas. Esto se debe a una retención excesiva de líquidos… Posiblemente, un signo revelador de preeclampsia.

Pero a veces la preeclampsia puede empeorar y provocar síntomas más preocupantes, como:

  • Dolores de cabeza severos que resisten a los analgésicos.
  • Alteraciones visuales (visión borrosa, sensibilidad a la luz, aparición de “moscas volantes”).
  • Aumento rápido de peso.
  • Dolor abdominal, en la boca del estómago, con sensación de una barra debajo de las costillas, frecuentemente localizado a la derecha.
  • Movimientos del bebé menos marcados.


En cualquier caso, tome en serio estos síntomas. Pueden derivar en complicaciones graves, como:

  • eclampsia (que causa convulsiones);
  • Síndrome HELLP (que provoca daño hepático y degradación de los glóbulos rojos).


En resumen, si aparece alguno de estos signos, no lo dudes... ¡Acude directamente al médico!


¿Qué riesgos supone la preeclampsia para el bebé?

La preeclampsia no solo afecta a las embarazadas: también puede tener un impacto directo en el desarrollo fetal. Esto se debe a alteraciones en la circulación entre la sangre materna y la placenta. Este aporte insuficiente de oxígeno y nutrientes puede provocar diversas complicaciones para el bebé, algunas más graves que otras.


Restricción del crecimiento intrauterino (RCIU)

Una de las consecuencias más comunes de la preeclampsia es el RCIU. Esta restricción del crecimiento fetal resulta en un bebé con un peso inferior al normal para su edad gestacional. La placenta no puede nutrir adecuadamente al bebé, lo que limita su crecimiento y aumenta el riesgo de sufrimiento neonatal al nacer.


Nacimiento prematuro y riesgos de complicaciones

Cuando la preeclampsia se agrava, puede ser necesario inducir el parto prematuramente para proteger tanto a la madre como al bebé. Sin embargo, cuanto antes se produzca el parto, mayor será el riesgo de complicaciones. Estas incluyen:

  • El bebé nace con pulmones inmaduros, que requieren asistencia respiratoria.
  • Tiene dificultad para regular su temperatura corporal porque aún no ha acumulado suficiente grasa.
  • Tiene problemas digestivos e inmunológicos, lo que aumenta el riesgo de infecciones al nacer.


Sufrimiento fetal y riesgo de muerte intrauterina

Si el flujo sanguíneo de la madre hacia el bebé se ve comprometido, el bebé puede carecer de oxígeno, lo que provoca sufrimiento agudo y, en casos extremos, la muerte.


Consecuencias a largo plazo

Algunos bebés nacidos de madres que sufrieron preeclampsia tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. La causa: el estrés experimentado en el útero.


¿Cómo evitar la preeclampsia durante el embarazo?

Bueno, primero lo primero: la preeclampsia no siempre se puede prevenir. Sin embargo, hay ciertas medidas que puedes tomar para reducir el riesgo de desarrollar una complicación. Aquí tienes algunas.


1. Seguimiento médico adaptado a las mujeres embarazadas de riesgo

Desde el inicio del embarazo, las mujeres en riesgo pueden beneficiarse de un apoyo óptimo. Esto implica:

  • Un examen clínico que nos permite identificar si se encuentran entre los pacientes de riesgo.
  • Monitoreo más frecuente de la presión arterial.
  • Análisis de orina periódicos.


¿Tienes curiosidad por saber si hay señales de que estás a punto de dar a luz? ¡Nuestro artículo "Consejos de la abuela para saber cuándo vas a dar a luz" podría sorprenderte!


2. Una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable

Para limitar las formas graves de preeclampsia, también puedes ajustar algunos hábitos de vida. ¡No es nada complicado, te lo prometemos! Por ejemplo, prueba:

  • Limite su consumo de sal para mantener su presión arterial.
  • Promover una dieta rica en frutas, verduras, omega-3 y fibra para mejorar la circulación sanguínea.
  • Por el contrario, evite los alimentos ultraprocesados ​​ricos en azúcares rápidos, que pueden promover la inflamación y el estrés oxidativo.
  • Practique actividad física moderada (yoga prenatal, caminatas) para reducir el riesgo de hipertensión y mala circulación de la sangre materna al bebé.
  • Regula tu estrés utilizando técnicas de relajación, como la meditación o la sofrología.


3. Aspirina y calcio (en dosis bajas)

Según la OMS , en algunas mujeres que tienen algún factor de riesgo, los médicos pueden recomendar:

  • Aspirina en dosis bajas a partir del final del primer trimestre para mejorar el flujo sanguíneo materno a la placenta.
  • Suplementación de calcio si una mujer embarazada no consume suficiente en su dieta.


¡Por supuesto, no te automediques durante el embarazo! Estas son recomendaciones médicas que solo un médico puede dar. Así que, primero, infórmate y consulta con un profesional de la salud para hablar sobre ellas.


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¿Cómo se diagnostica y se trata la preeclampsia?

Una vez más, tengan la seguridad de que la preeclampsia ahora es muy fácil de diagnosticar y tratar. ¡Viva el progreso de la ciencia!


Diagnóstico mediante atención médica

Ahora, los profesionales de la salud pueden detectar la preeclampsia en una mujer embarazada durante las consultas prenatales gracias a varias pruebas:

  • Medición de la presión arterial: si su presión arterial está por encima de lo normal dos veces seguidas, entonces esta es una primera señal de advertencia.
  • Análisis de orina: comprobamos la presencia (o ausencia) de proteínas en la orina.
  • Análisis de sangre: se miden las plaquetas, las enzimas hepáticas y la función renal para evaluar la gravedad de la afección.
  • Ecografía y Doppler fetal: se evalúa el crecimiento del bebé y la calidad del intercambio sanguíneo con la placenta.


Cuidado y tratamiento

De hecho, el único tratamiento curativo para la preeclampsia es el parto, ya que elimina la principal causa de la enfermedad: la placenta. Sin embargo, el tratamiento también dependerá de la etapa del embarazo y de la gravedad de los síntomas.

Antes de la semana 34 de amenorrea, se realiza un seguimiento estrecho para prolongar el embarazo, a la vez que se monitorea a la madre y al feto. En ocasiones, el médico puede administrar corticosteroides para acelerar la maduración pulmonar del bebé si existe riesgo de parto prematuro.

Una vez transcurrido este plazo se puede considerar la inducción o el parto por cesárea para evitar complicaciones mayores.

Al mismo tiempo, los médicos también pueden ofrecer:

  • tratamiento antihipertensivo;
  • sulfato de magnesio…

...Dependiendo de la gravedad de la situación. En cualquier caso, se realizará un seguimiento posparto estrecho de la madre y su bebé, ya que siempre pueden surgir complicaciones después del parto.


En resumen, la preeclampsia sigue siendo una complicación grave del embarazo. Requiere un seguimiento médico exhaustivo tanto para la madre como para el feto. Por lo tanto, no siempre se puede evitar. Sin embargo, con un seguimiento adecuado, medidas preventivas y un tratamiento oportuno, se pueden minimizar los riesgos y disfrutar de un embarazo sin estrés.

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